martes, 4 de junio de 2013

Educar las emociones…


…o enseñando a vivir



Lo emocional está de moda.

Este término, lleva unas décadas acompañando a disciplinas muy diversas entre ellas la pedagogía, y se ha convertido en sinónimo de calidad de vida y prueba irrefutable de humanidad, además de ser considerado como un requisito estratégico para entender y vivir la vida de forma plena.
Las emociones forman parte de nuestro yo más íntimo y la relación que establezcamos con ellas, puede llegar a determinar nuestro desarrollo personal.

Como madres y padres, surgen infinidad de emociones diarias relacionadas con ese papel, que nos conducen a crearnos un mapa explicativo de nuestra realidad. La vivencia emocional asociada a nuestras escenas diarias, ayudarán o en ocasiones podrán ponernos trabas a la eficacia en nuestra labor educadora.

Una responsabilidad educativa vivida con temor, miedo o inseguridades, probablemente nos hará enfrentarnos a la educación de nuestros hijos desde unas actitudes que influenciarán a su vez nuestra conducta y todo esto sumado podrá repercutir en nuestra confianza, nuestra toma de decisiones y nuestra auto estima.
Una parentalidad vivida con entusiasmo, con motivación y con fuerza, por el contrario, nos hará tener una visión integradora de nosotros mismos, así como superadora, facilitadora y aliñada de una seguridad necesaria para afrontar las novedades que pueda deparar el día a día de la maternidad y paternidad.
MAM


Pero el mundo de las emociones no queda en nosotros exclusivamente, puesto que, aunque éstas son vivencias personales e íntimas como ya hemos visto, pueden influir de manera significativa en nuestro comportamiento y como consecuencia de esto, el tratamiento que hagamos de ellas puede afectar directamente a otras personas de nuestro entorno, especialmente a los más cercanos, entre los que evidentemente se encuentran hijos e hijas.

Las emociones contempladas desde la pedagogía, se configuran como elementos de trascendental importancia desde dos vertientes.
La primera de ellas es que a) como madres y padres, reconocer, comprender y aceptar vuestras emociones, puede ayudaros a modular vuestro comportamiento y puede ayudarnos a sacar lo mejor de vosotros mismos y la segunda, es que b) esta privilegiada posición que tenéis, puede ayudaros a educar las emociones en vuestros hijos y con ello, fomentar y colaborar en la formación de unas vidas plenas y equilibradas.

Veamos un ejemplo que haga más gráfico esto que os decimos.


Es la hora de los deberes



Puede ser que vuestros hijos no tengan ni manifiesten dificultad en este momento del día y que ellos solos realicen esta tarea sin mayores complicaciones. Esto hará que os sintáis tranquilos, calmados, contentos y confiados y estos sentimientos facilitarán que vuestro comportamiento sea sencillo de controlar.

MAM

También puede ser que vuestros hijos intenten retrasar todo lo posible el encuentro con esta tarea y que se muestren reacios y reticentes a llevarla a cabo. Este hecho puede provocar en vosotros ansiedad, incomodidad, rechazo hacia esos comportamientos, enfado, impotencia, desesperación…, sentimientos en definitiva nada agradables. Y cuando esto ocurra, ¿qué probabilidad habrá de que vuestro comportamiento exceda lo deseable?, ¿en que medida el comportamiento que tengáis podrá poner en cuestión vuestra capacidad de autocontrol? En conclusión ¿cuántas veces lo que hacéis no sirve para corregir el curso de la situación y sí para empeorarla o añadir nuevos ingredientes no deseados? Y por último ¿según actúes, que influencia tendrá tu conducta en tus hijas/os?, ¿qué podrás estar enseñándoles?


Educarnos en las emociones puede ayudar a que nuestras vivencias sean más comprensibles y que en consecuencia nuestros actos se parezcan más a aquello que hubiésemos deseado de haber tenido tiempo para pensar.

Con este artículo iniciamos una nueva sección que titulamos Pedagogía Emocional y que se marca como objetivo de partida que cada lector/a que acceda a ellos, pueda encontrar en estos artículos un soporte que le ayude y le facilite acercarse a conocer la respuesta de la gran pregunta (parafraseando al gran Eduard Punset), de por qué somos como somos.

Si deseáis conocer algunos de los motivos de por qué hay que educar las emociones, aquí tenéis un breve artículo al respecto.


Gracias por estar ahí, gracias por vuestro aliento y gracias por compartir.

2 comentarios:

  1. Muy interesante idea, que cito en el post que acabo de escribir sobre Una educación emocional en mi blog: Educar para ser felices:
    http://periodistia.blogspot.com.es/2013/07/educacion-emocional.html
    Espero que os guste la entrada, gracias por la inspiración

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias por tus palabras y por la cita en tu entrada María.
      He leído con detenimiento el artículo y me ha parecido muy bien diseñado. Estoy seguro que despertará muchas curiosidades a los lectores en torno al mundo emocional.
      Enhorabuena y gracias de nuevo.
      Un placer

      Eliminar

Si tienes inquietud o dudas sobre este u otros temas no tratados en el blog, no te lo pienses y deja tu comentario. Te responderemos pronto.